jueves, 29 de marzo de 2012

Fuentes e historia en Sant Pere Màrtir

En el extremo occidental de la Serra de Collserola, entre una collada, el Coll de Can Cuiàs, y la elevación de Sant Pere Màrtir, se encuentra un paraje boscoso prácticamente desconocido.

A través de senderos sinuosos, algunos de ellos señalizados, que cruzan una notoria vegetación mediterránea, favorecida por la humedad que impregna la ladera septentrional de la sierra, se puede atravesar toda la zona en poco más de una hora.


Panorámica de la zona desde la cima de Sant Pere Màrtir

La topografía está surcada por una red de torrentes que se ramifica y vierte las aguas hacia el oeste, desembocando en la Riera de Sant Just. Esta riera, una vez atravesada la población de Sant Just Desvern, alcanza El Llobregat.

En el lecho de estos torrentes, de forma dispersa y fruto de la fracturación que afecta a un substrato Paleozoico formado por rocas metamórficas, aparecen algunas fuentes. Destacan la Font de Can Merlès, ésta con un curioso sistema de bombeo de agua, la Font del Rector, la Font del Ferro y la Font de la Beca, todas ellas en el municipio de Sant Just Desvern.


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Font del Ferro, cuyo acuífero atraviesa una mineralización ferrosa. Restaurada el 2008.

Font del Rector
Font de la Beca

Font de Can Merlès. A la derecha torre de bombeo, a la izquierda balsa de almacenaje.
Restaurada el 2010.

Esquema de funcionamiento del complejo de la Font de Can Merlès

Una mención especial merece la elevación de Sant Pere Màrtir. Antiguamente, este punto era conocido con el nombre de Mont Orse o Puig d'Ossa, según documentos que datan del año 986. En la cima, no obstante, se han econtrado vestigios de una época anterior, en concreto de un poblado íbero.

La ermita de Sant Pere Màrtir, de la que se conservan restos, fué construida en la cima en el siglo XVII, siendo destino de peregrinos, entre otros. Se transformó en fortificación desde la Guerra de los Segadores (1640-1652) hasta la guerra civil española.

En 1937 se instalaron baterías antiaéreas republicanas, ahora recuperadas. Es de prever que las fuentes antes mencionadas saciaran la sed de milicianos y soldados durante los diferentes asedios a los que se ha visto sometido la ciudad de Barcelona.


Base de una de las baterías antiaéreas existentes y vista espléndida del Baix Llobregat


En los años 1959-1960 se instaló una torre de comunicaciones en la cima, de claro impacto visual desde todos los accesos meridionales de la ciudad.


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