jueves, 11 de octubre de 2012

"Incerta glòria", "Victus" y "El juego del ángel"

Ahora que hace 100 años del nacimiento de Joan Sales (1912-1983) recomiendo la lectura de su novela "Incerta glòria". Recientemente se ha publicado una nueva edición.

En ella se relata de forma exquisita la vida de unos jóvenes durante la Guerra Civil y en la posguerra. Si bien de por si la etapa descrita es cruel y brutal, hasta el punto de que esta generación quedó huérfana de una juventud tal y como la mayoría la conocemos, destaco que uno de los protagonistas, la Trini, estudiaba geología.

En un momento de debilidad de la protagonista, cuando afirma que todo en aquella vida es una sucesión monótona sin fin, lo compara con la geología, afirmando que esta ciencia "...ens descobreix cínicament, potser més que cap altra cosa, aquesta interminable i inútil successió de fets idèntics, l'atroç monotonia de tantes i tantes capes de sediments, cada una d'elles representant desenes o centenars de milers d'anys, deposades l'una damunt l'altra fins a formar un gruix de diversos quilòmetres..." (...nos descubre cínicamente, puede que más que cualquier otra cosa, esta interminable e inútil sucesión de hechos idénticos, la atroz monotonía de tantas y tantas capas de sedimentos, cada una de ellas representando decenas o centenares de años, depositadas una encima de otra hasta formar un grueso de diversos kilómetros...).


En "Victus", reciente y prometedora novela de Albert Sánchez Piñol (1965), el protagonista, Martí, ingeniero militar, está especializado en el diseño y el asedio de plazas fortificadas.

Así, durante la toma de Tortosa, acontecida durante el año 1708, sus inmediatos superiores no dan crédito a su solicitud: "¿Vamos a abrir trinchera sin noticias geológicas del perímetro?".

Algo que parece tan obvio, pues en la labor encomendada al protagonista es requisito imprescindible conocer la dureza del terreno y su cohesión, mereció por toda respuesta: "Es usted muy meticuloso".

En toda la historia, cuántos habrán subestimado la trascendencia que el conocimiento de la geología conlleva en el progreso, y más tarde se han arrepentido. Y..., ¿cuántos más habrá?.






En "El juego del ángel", de Carlos Ruiz Zafón (1964) y segunda parte de la magistral "La sombra del viento", Isaac, guardián del Cementerio de los Libros Olvidados, sito en el centro de Barcelona, cuenta al protagonista, David Martín, que: "A mediados del siglo pasado (XIX) se encontró un largo túnel que conduce desde las entrañas del laberinto hasta los sótanos de una vieja biblioteca que hoy en día está sellada y oculta en las ruinas de una antigua sinagoga del barrio del Call. Al caer las últimas murallas de la ciudad se produjo un corrimiento de tierras y el túnel quedó inundado por las aguas del torrente subterráneo que desciende desde hace siglos bajo lo que hoy es la Rambla".

Para poder describir este pasaje, no cabe duda que este genial escritor debía tener algunas nociones de la geología de la ciudad de Barcelona.

Aún sin tratarse de libros de geología, la excelencia de estas novelas bien merece una reseña.

sábado, 12 de mayo de 2012

Reliquias arquitectónicas de un pueblo íbero en Cala Castell

Al norte de Palamós, y siguiendo la línea de costa, se sucede una cala detrás de otra hasta alcanzar la Cala Castell. En el margen oriental de ésta, y surgiendo del mar, se alza una pequeña península de unos 35 metros de altura. Sobre dicha elevación, y en el istmo que la une al continente, se halla un yacimiento arqueológico atribuido a un enclave íbero que fue declarado como bien de interés cultural en el año 1996.
Margen oriental de Cala Castell. Sobre la peña se asienta el poblado íbero

En primer término, y encima del istmo, aparece la ubicación del poblado íbero y,
detrás, una sucesión de calas (Cala Castell, s'Alguer i la Fosca)

Detalle general del yacimiento arqueológico sobre el istmo

El asentamiento evolucionó en diversas fases. Hacia el siglo VIaC, es decir en la edad de hierro, se estableció un pequeño núcleo que disponía de cisternas para la recogida de agua de lluvia y silos para el almacenamiento de grano.


El máximo esplendor del poblado ocurrió entre los siglos IV y IIIaC, cuando el recinto fue fortificado con murallas. Dos torres cuadradas reforzaban la entrada. Para conseguir más espacio, en las laderas de la peña se constituyeron terrazas que fueron reforzadas con muros de contención de técnica cercana a la ciclópea.


En la parte más elevada del poblado se han localizado restos atribuidos a un posible templo. En la parte baja, otros restos indican la posible existencia de una plaza porticada. En el yacimiento destaca también la conservación de habitaciones y de una trama urbana.


Base de columnas en la parte baja del poblado
Escalera de piedras


Detalle de la restauración de un muro de contención del poblado

El asentamiento tuvo un abandono progresivo hasta el siglo I dC, ya en época romana. Desde el punto de vista paisajista, no cabe duda que la elección del emplazamiento fue todo un acierto. Las fotos de abajo así lo cercioran.




sábado, 5 de mayo de 2012

Actividad minera en la Vall de Ribes: Mina Zaragoza

A los más inquietos propongo una nueva ruta en el corazón de la Vall de Ribes, que alcanza una mina de finales del siglo XIX, la mina Zaragoza. La travesía parte del pueblo de Queralbs, siguiendo inicialmente el sendero de la GR-11, para luego adentrarse entre riscos de roca caliza y mármol en el valle del Riu de Tosa, en dirección al Coll de les Barraques.


Es una ruta que no presenta dificultad alguna, que en aproximadamente hora y media nos llevará al objetivo. Tan sólo un repecho final de unos 250 metros de desnivel provocará un ostensible incremento de nuestro ritmo cardíaco y pondrá a prueba la resistencia de nuestras piernas. Los más perezosos no tienen excusa, pues una pista en buen estado, procedente de la localidad de Vilamanya, pasa junto a la mina.


No te sorprenda si durante la marcha te cruzas con isards y ardillas, ya que nos adentramos en su hábitat natural. Si en algún momento alzas la vista al cielo quizá puedas contemplar como algunas águilas planean de forma majestuosa por encima del valle aprovechando las corrientes térmicas. En los prados de alta montaña es frecuente toparse con una especie invasora, los topos.


Ampliar para ver los puntos de referencia

Queralbs es un pueblo milenario que ha basado su economía en la actividad ganadera a lo largo de su historia, si bien a principios del siglo XX, durante la revolución industrial, se centró en la minería del hierro. De hecho, en los alrededores abundan restos de esta actividad.

El Torreneules (2.713 metros) domina la panorámica desde Queralbs

Valle del Riu de Tosa, que serpentea entre grandes riscos rocosos
y nos acerca a la mina

La explotación de la mina Zaragoza se inició en el año 1894, siendo el mineral extraído la pirita arsenical con filones de plomo con plata. Los antiguos explotadores desconocían la presencia de oro en el yacimiento. Las galerías se adentran hasta 435 metros en el interior de la montaña.


Desde el punto de vista geológico nos situamos en la zona axial del Pirineo Oriental. La explotación en cuestión aprovechaba una mineralización asociada al contacto, por medio de una falla, de mármol, dolomías y esquistos.


Boca de la Mina Zaragoza

Interior de la mina

El traslado del mineral era toda una proeza de la ingeniería. Un aéreo descendía el mineral desde la mina hasta el fondo del valle, donde una vía de vagonetas tiradas por mulas lo trasladaba hasta Queralbs. Desde aquí otro aéreo lo bajaba hasta el Freser, y aquí se cargaba en una vía de vapor.


Este punto, situado junto al río, corresponde a la fotografía anterior de 1904,
donde era descargado el mineral de un primer aéreo procedente de la mina

Fragmento de roca de los alrededores con mineral ferruginoso

El regreso a Queralbs puede efectuarse sin complicación alguna siguiendo la senda de la GR-11, la cual parte de la Font de l'Home Mort, cercana a la mina. Abajo, una muestra de afloramientos de los alrededores, donde unos estratos de mármol aparecen plegados.


jueves, 19 de abril de 2012

Reserva natural de la Font Groga

Ahora que se acerca el período más tórrido del año, y para quien necesite evadirse momentáneamente del ambiente asfixiante de Barcelona, a 10' dispone de un vergel, una auténtica selva en la que la temperatura desciende unos cuantos grados respecto el asfalto de la urbe, convirtiendo un simple paseo en toda una delicia.


Se trata de la Reserva Natural de la Font Groga, cercana al Tibidabo, territorio frecuentado por ciclistas y senderistas. Una red de caminos y senderos, muchos de ellos señalizados, atraviesa toda la zona.


Como es habitual en todo el Parc de Collserola, es frecuente encontrar fuentes en el lecho de algunos torrentes, fruto de la fracturación que afecta a un substrato Paleozoico formado por rocas metamórficas. Los afloramientos de roca son escasos, pues la vegetación lo cubre todo.
 
 Muestra de la frondosidad que caracteriza el paraje de la Font Groga

Parece una selva
Poste de señalización de diversas rutas



Área de la Font Groga
Surtidor de la Font Groga

Font del Sert

Font del Estrangulador























Los torrentes de este paraje desembocan en otro principal, el Torrent de la Salamandra, el cual a su vez alcanza más al norte la Riera de Sant Medir. En este punto se localiza la Font del Camp del Miracle y, junto a esta fuente, se alza la ermita de Sant Medir, tributo a un payés que vivió en la zona y fué martirizado por los romanos hacia el año 303. Tradicionalmente este punto es el destino de una dulce procesión.
 
Font del Camp del Miracle



Ermita de Sant Medir


lunes, 9 de abril de 2012

Ruta de la mina de la Roca del Turó (Vall de Camprodón)

A los más inquietos les propongo una travesía magnífica, que saciará los sentidos de los más exigentes. No hay más que adentrarse a un bosque siguiendo un sendero que parte de una pista próxima a Espinavell, hacia la cota 1.200 y cerca de la frontera con Francia. El camino discurre en todo momento junto a un riachuelo, el Ritort, hasta alcanzar la mina de la Roca del Turó, que se emplaza a la cota 1.600.


Ampliar imagen para ver el emplazamiento.

Que gratificante! La senda está poco definida y en el torrente se escalonan saltos de agua de forma continua. Todo ello se enmarca en un ambiente de alta montaña.




 






La vista del valle de el Ritort desde su cabecera es espléndida.

Desde el punto de vista geológico nos situamos en la zona axial del Pirineo Oriental. La explotación en cuestión aprovechaba una mineralización asociada a un "skarn" desarrollado por procesos metamórficos en el contacto entre calizas y granito. Entre los minerales extraídos de la mina, fácilmente localizables en la escombrera, destacan la molibdenita, pirita y granates.


Aproximación a la mina. Se vislumbra la escombrera.
   
Pequeño frente de explotación y entrada a la mina, a la que se aconseja no acceder.

Cristales de pirita en bloque de piedra
   
Molibdenita
  

 

Cristal de cuarzo


jueves, 29 de marzo de 2012

Fuentes e historia en Sant Pere Màrtir

En el extremo occidental de la Serra de Collserola, entre una collada, el Coll de Can Cuiàs, y la elevación de Sant Pere Màrtir, se encuentra un paraje boscoso prácticamente desconocido.

A través de senderos sinuosos, algunos de ellos señalizados, que cruzan una notoria vegetación mediterránea, favorecida por la humedad que impregna la ladera septentrional de la sierra, se puede atravesar toda la zona en poco más de una hora.


Panorámica de la zona desde la cima de Sant Pere Màrtir

La topografía está surcada por una red de torrentes que se ramifica y vierte las aguas hacia el oeste, desembocando en la Riera de Sant Just. Esta riera, una vez atravesada la población de Sant Just Desvern, alcanza El Llobregat.

En el lecho de estos torrentes, de forma dispersa y fruto de la fracturación que afecta a un substrato Paleozoico formado por rocas metamórficas, aparecen algunas fuentes. Destacan la Font de Can Merlès, ésta con un curioso sistema de bombeo de agua, la Font del Rector, la Font del Ferro y la Font de la Beca, todas ellas en el municipio de Sant Just Desvern.


Ampliar foto para ver la ubicación de las fuentes
 
Font del Ferro, cuyo acuífero atraviesa una mineralización ferrosa. Restaurada el 2008.

Font del Rector
Font de la Beca

Font de Can Merlès. A la derecha torre de bombeo, a la izquierda balsa de almacenaje.
Restaurada el 2010.

Esquema de funcionamiento del complejo de la Font de Can Merlès

Una mención especial merece la elevación de Sant Pere Màrtir. Antiguamente, este punto era conocido con el nombre de Mont Orse o Puig d'Ossa, según documentos que datan del año 986. En la cima, no obstante, se han econtrado vestigios de una época anterior, en concreto de un poblado íbero.

La ermita de Sant Pere Màrtir, de la que se conservan restos, fué construida en la cima en el siglo XVII, siendo destino de peregrinos, entre otros. Se transformó en fortificación desde la Guerra de los Segadores (1640-1652) hasta la guerra civil española.

En 1937 se instalaron baterías antiaéreas republicanas, ahora recuperadas. Es de prever que las fuentes antes mencionadas saciaran la sed de milicianos y soldados durante los diferentes asedios a los que se ha visto sometido la ciudad de Barcelona.


Base de una de las baterías antiaéreas existentes y vista espléndida del Baix Llobregat


En los años 1959-1960 se instaló una torre de comunicaciones en la cima, de claro impacto visual desde todos los accesos meridionales de la ciudad.